La vestimenta como medio de comunicación ha dejado una gran
huella en la historia de las mujeres. La evolución de la indumentaria ha ido de
la mano con su evolución social y podemos observar los cambios y avances por
los que pasan las mujeres reflejados en su ropa.
Como nuestro principal objetivo es ofrecer la vestimenta como
vehículo en la comunicación humana, nos centraremos en las épocas donde el
cambio y la revolución en las mujeres se hace más pronunciada y como ello
afecta a la vestimenta femenina.
La Belle Époque.
Esta es una época exagerada y un tanto extravagante en los
atuendos donde la mujer era considerada un elemento decorativo. Su atuendo la asemejaba a una muñeca que
debía ser admirada.
Sus ropas se basaban en la abundancia y la exageración,
destacando los vestidos pomposos y ornamentados similares a los que se
mostraban en la edad media. Estos vestidos recargados eran ceñidos en el talle
y llevaban muchos metros de género con faldas superpuestas hechos de telas muy
finas y caras.
Dibujo de dos jóvenes en una tarde de paseo. 1900.
Los corsés eran una pieza fundamental en los vestidos,
realzaban las curvas femeninas y creaban una cintura de avispa muy marcada.
Esta pieza tan apretada y a veces reforzada por huesos de
ballena para aumentar su rigidez, provocó problemas de salud como mala
respiración, problemas de espalda, deformación de órganos o mala nutrición.
Muchas mujeres de la época apostaron por la belleza en vez de por su salud y
sufrieron estas consecuencias.
Anuncio de 1905
y que muestra un corsé de la época.
En 1907, el francés
Pierre Poiret tiene la ocurrencia de unir dos pañuelos con una cinta y cordel,
creando así una de las prendas más usadas desde entonces por las mujeres, el
sujetador o el sostén.
En 1913 se pasó a utilizar
el escote en forma de “V”. Este tipo de cuello se consideraba indecente y
peligroso para la salud, lo que provocó que se pasara a una blusa con un cuello en formato de
triángulo pero mucho más discreto.
Los años 20.
A partir de los años 20, la mujer comienza tímidamente a
vestirse para ella misma y no para los hombres. Esta introducción en el mundo laboral le lleva a la
necesidad de una ropa más cómoda y manejable. Las faldas de épocas pasadas
empiezan a acortarse para ganar movilidad.
Surge una de las piezas más importantes en la evolución de la indumentaria femenina: El traje de sastre o traje de dos piezas.
La autora de este traje fue Gabriele Coco Chanel, modista francesa que revolucionó al mundo de la moda en los años 20.
Coco Chanel, 1920.
Los años 30.
A
través de dibujos y fotografías, las revistas difundían los modelos de los
grandes modistos que vestían las damas de la alta sociedad y las actrices de
cine.
Aunque
las mujeres de clase media no pertenecían a
aquel mundo, al menos podían sentirse partícipes de él a través de la
lectura, del cine, o leyendo un ejemplar del Vogue.
La
pauta a seguir por estas mujeres de clase media eran las actrices como Greta
Garbo o Marlene Dietrich, mujeres altas y delgadas, de hombros anchos y caderas
delicadas.
Greta Garbo.
Los años 40.
En la década de los 40 el ideal de belleza no exigía demasiado, la
mujer debía ser delgada, femenina, con aspecto atlético y cuidado. Se
priorizaba la belleza interior y por eso llevar una vida natural era la mejor
opción.
Ahora era el momento de destacarse individualmente y para esto se usaban productos considerados indispensables como el perfilador de cejas, la vaselina para dar brillo a los parpados, sombras en colores, rímel, carmín, etc. En el año 1938, Max Factor lanza al mercado la base de maquillaje la cual muchas mujeres consiguieron con esmero para lograr la apariencia de las estrellas del cine.
“Maquillaje Touche
Éclat”.
Los años 50.
Una década donde se apelaba la artificialidad,
las mujeres no salían a la calle sin maquillaje ni joyas. El maquillaje
presentaba nuevos colores, el cabello se llevaba liso, ondulado, largo o corto.
Las orejas siempre quedaban a
la vista para poder lucir joyas como aros grandes y con mucho brillo que se
combinaban con collares de perlas de una o dos vueltas.
Los pañuelos eran fundamentales para aquellas mujeres que conducían coches descapotables, este se colocaba sobre el peinado que se pretendía proteger.
Los guantes eran casi un accesorio obligatorio, a menudo eran del mismo género que el vestido.
Los pañuelos eran fundamentales para aquellas mujeres que conducían coches descapotables, este se colocaba sobre el peinado que se pretendía proteger.
Los guantes eran casi un accesorio obligatorio, a menudo eran del mismo género que el vestido.
Los años 60.
Los años 60 son una
década en donde todas las mujeres modernas e independientes deseaban demostrar
estas cuestiones cortándose el pelo con un famoso corte que impuso Mary Quant
(apodada la reina de la minifalda) que consistía en un peinado “champiñón” al
estilo del grupo musical los Beattles.
Mary Quant.
La artificialidad de los años 50 había quedado de
lado. Ya no se usaba el tacón aguja ni el excesivo maquillaje. Pintarse los
labios estaba mal visto, solo estaba permitido un poco de brillo para simular
la humedad de las bocas infantiles.
Entra en auge la minifalda, los shorts y las
botas go-go. Las mujeres empiezan a poder usar cualquier tipo de prenda sin ser
discriminadas.
Las mujeres en otras culturas.
Hay que valorar que no todas las mujeres han
pasado por este desarrollo en su forma de vestir. Hay otras culturas donde la
mujer lleva un tipo de atuendo determinado y se rige a otra cultura y
tradiciones.
Un claro ejemplo de una cultura femenina totalmente
distinta es el que encontramos en la mujer musulmana. Se presta más atención a
las normas de vestimenta para las mujeres en los países musulmanes. Algunos
países exigen un código de vestimenta, otros simplemente lo sugieren.
- El hijab es un pañuelo que cubre sólo el cuello y la parte superior de la cabeza.
- El jilbab es una túnica larga que cubre todo el cuerpo, la cabeza y el rostro con un velo a modo de pantalla sobre los ojos.
- El burka es una túnica que cubre todo el cuerpo y el rostro y suele llevar una rejilla de tela en la parte de los ojos.
- Un niqab es un tocado que cubre toda la cara, con una ranura abierta para los ojos.
CONCLUSIÓN.
En definitiva, en todas las
épocas y todas las culturas, la mujer ha sido fiel compañera de su vestimenta y
tal y como hemos desarrollado a lo largo de este apartado, hemos podido ver esta
unión tan fuerte y como la mujer se ha comunicado a través de su ropa. Sus deseos,
sentimientos y yugos, todo nos lo dice el atuendo que le corresponde en cada
época. Por tanto, podemos comprobar una vez más que la vestimenta es un
vehículo de comunicación necesario y excepcional.
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